En uno de los 12 meses que nos contemplan. Durante una
semana de esas que “ni más ni menos” (pero un poco más). Un día en los que haré
la misma rutina que el resto de los 364 (365 si es bisitesto). En un hora en la
que alguien en el mundo estará diciendo ese terrible “su vida dio un giro de
360º" (sí 360º) …
Pues en uno de esos momentos, os digo y os avanzo que mi corazón estará más rojo que nunca.
Rojo como… Un tomate bien fresco, listo para convertirse en un buen gazpacho veraniego. Como el color de mi fiel pintalabios. Como los vestidos veraniegos que dejan ver las rodillas morenas. Como el color que utilizamos para dibujar manzanas (porque en dibujos las manzanas siempre son rojas). Como la sangre alterada (y enamorada) por la primavera. Como un rubí, de esos que lucen las señoras de bien. Como el botón de emergencia que siempre está ahí tentándonos a tocar. Como Marte con su óxido de hierro. Como la alfombra de los Oscar (a la que hacen más fotos que a ti y que a mí, en toda nuestra vida. ¡De verdad!) Como un autobús Inglés estacionado al lado de una cabina de teléfono roja (sí, también de ese rojo). Como las cerezas que se comen (y las que se convierten en pendientes). Como los bolígrafos rojos que solo sirven para remarcar nuestros errores (o corazones en las libretas). Como un vino que sólo se bebe en buena compañía (aunque para ello no importe el color). Rojo como la “red hunting hat” de The Catcher in the Rye (el de J. D.Salinger, no el otro,¡bendito otro!). Como una sandía fría que sacia la sed, el hambre y la tristeza. Como la tapa del bote de conservas de tu abuela (en la que se conserva todo menos el corazón).Como un pañuelo de San Fermines. Como la pieza roja de lego que siempre se pierde (y que pasa las horas junto al calcetín amarillo). Como la lana roja de la bufanda que acaricia tu cuello. Como la capa de Superman que a tantos salva, y a tantos entretiene. Como la manzana que dio protagonismo a la rancia de Blancanieves.
Quedáis avisados: ese día llegará y todos lo veréis. Y
muchos me preguntaréis que cómo lo he hecho, y yo solo diré eso de que… “el tiempo pone a cada rojo en su lugar”.