jueves, 13 de diciembre de 2012

Describir (que no escribir)

Cuando las ideas brillan, pero por su ausencia.

Cuando buscas y nada encuentras.

Cuando comienzas, pero nunca acabas.

Cuando tu bombilla no se ilumina porque le han cortado uno de los cables. Y, ¡ojo! Siempre es el rojo...

Cuando las musas te abandonan con un rotundo "no es por mí, es por ti". ¿Y qué le vas a hacer?

Cuando increíblemente lo escrito carece de palabras ( y la carencia de palabras es la nada)

Cuando los verbos "ser" y "estar" ni son, ni están.

El día en que tu imaginación, en un arrebato de vértigo se corta las alas para así no volar.

¿Y si tu propio cerebro se fuga? Quizás a otro país o planeta...

Cuando la inspiración no respira, porque ni inspira ni expira...

Cuando intentas ir tan hacia el infinito y más allá, que te quedas en el mismo lugar en que tienes los pies plantados.

Cuando los verbos no conjugan, ni las personas quieren ser sujetos, ni poner en marcha predicados varios.

Cuando pasa todo ello, es momento de volver al lugar de donde ERES (que no siempre es donde ESTÁS) y comenzar a describir (que no a escribir) aquello que sientes.








(Gracias a A)