viernes, 26 de octubre de 2012

Otoño se escribe con tres "o"


Pongámonos en la situación de que las estaciones del año fueran hijos de un matrimonio (bien avenido) que en una demostración de amor a la humanidad decidió dejar 4 hijos totalmente diferentes. 


Bueno, pues si seguimos imaginando, llegaríamos a la conclusión que Invierno (hijo mayor) aunque un poco frio, lleva consigo la capacidad de hacer del frio una virtud, eso sí, si está acompañado de una buena taza de chocolate caliente, una estufa y buena compañía (¡y que venga lo que tenga que venir!). Primavera, la hermana guapa, aquella que resalta por encima de todos. Ella es el aire fresco pero agradable de la familia. Verano es la más desinhibida. Disfruta de la vida y es por esa razón que es el ojito derecho de algunos de la familia. Otoño, sin embargo, sería aquel hijo que está en medio, que “ni fu ni fa”, aquel que nunca estrena porque tiene hermanos mayores y aquel que por no ser hijo pequeño no cuenta con “ventajas”.
Otoño seria aquel hijo que pasa desapercibido, "siempre vistiendo colores apagados" (le diría su madre) aquel hijo que es “demasiado serio, prudente, melancólico y frágil” (Le reprocharía su padre)

Pero Otoño…Otoño es y quiera estar,
aunque sabe que no gusta a mucha gente.
Le asocian con la tristeza, la rutina, las lluvias torrenciales, y eso como podéis imaginar no gusta. Pero en el fondo, Otoño sabe que es muy hermoso y cuando nadie le ve, le gusta crear música haciendo caer las hojas. Y luego, cuando éstas llegan al suelo, pinta una alfombra de tonalidades naranjas y marrones infinitas en el suelo grisáceo. Desnuda a los árboles lentamente…muy lentamente, para que cada segundo sea importante para el desnudo final -como aquellas películas de antaño que tanto le gusta ver en las noches de lluvia-. Le encanta la lluvia porque dice que “limpia y depura” y que es una buena excusa para compartir paraguas con alguien y así romper con la rutina “individualista”. Además su broche final es una buena brisa que enfríe los dedos mientras pasea con su bici.
Otoño es más persona de lo que creemos, Otoño es el típico amigo que no tiene éxito en su lugar de origen, pero que en otro país, hace las delicias de cámaras de fotos con sus colores otoñales, del tacto por chaquetas nuevas suaves, del gusto de un buen tazón de “algo” caliente e incluso del olfato con el olor a lluvia reciente.
Yo soy muy Otoño, me gusta, porque hoy por hoy y en el lugar donde me encuentro, Otoño crea maravillas que hacen que se despierten todos los sentidos.




6 comentarios:

  1. TITITAAAA!! muy bonito el artículo. Yo también soy muy de Otoño, tiene un color no muy vistoso pero muy añorable cuando no está. MUAKAAAAA!!

    ResponderEliminar
  2. Hola Mamen, tengo cuatro hijos y jamas se me hubiera ocurrido este símil que también describes. Pablo, el mayor, es invierno, Jaime es verano, Yiyi rebosa primavera; Yaye, la de en medio, es un otoño dulce y acogedor, donde los abrazos y achuchones le son necesarios. Me ha gustado mucho, me ha echo pensar. Un saludo desde Ecija.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Primero, muchas gracias por sacar unos minutos para leer mi blog y segundo, gracias por las palabras bonitas dedicadas a éste.
      Disfruta por tener todo un año en la familia :)

      Eliminar
  3. A mí también me llaman Yiyi en casa!! y a mi hermana Yeya :O :O q sorpresa jejeje
    Eso sí, lo que me ha gustado leer es tu entrada; siempre me he identificado con la primavera y el verano, especialmente, pero tu visión "estacional" me ha resultado interesantísima. Me encantas nena!! eso sí, en tu tierra se te valora y echa mucho de menos

    ResponderEliminar
  4. Pues mira que no son nombres de lo más comunes eh! jajaj
    Sabes que siempre me alegra mucho que te guste mi manual de instrucciones!Y gracias por la úmtima frase tan bonita, idem hacia usted!

    ResponderEliminar